Comienza con la simple conciencia de que tú eres, que existes, aquí y ahora.
Siente tu propio ser y descansa en Él.
A medida que te concientizas de tu ser, date cuenta de que Dios es tu ser.
Respira adentro y afuera, lentamente y profundamente tres veces y descansa en la conciencia de Su ser.
Amemos a quien nos defiende, ya que este gran Dios no ha dejado de amarnos aunque lo hemos ofendido mucho.
Santa Teresa de Ávila
La fidelidad y el amor de Dios son perdurables aun cuando fallamos en amar a cambio. Da gracias a Dios en tu oración hoy, reconociendo este amor incondicional como el fundamento de tu capacidad de amar a Dios y al prójimo.
Calmar a sí mismo . Abre tu corazón.
Tome tres respiraciones profundas.
Desconectar y escuchar.
¿Quisieras orar por