
El manto
Representa sucesión espiritual en esta tradición profética arraigada en Elías y Eliseo.

La capucha
La capucha nos recuerda que debemos soportar humildemente el yugo de la obediencia, faena que es deleite y pena que ilumina, y someterse con gozo a la voluntad del Señor.

El Escapulario
Los Carmelitas aprendimos que María cuida de nosotros y nos invita a seguir su ejemplo de servicio.

El cinturón
Un Carmelita siempre debe estar listo para actuar en el nombre del Señor.

La túnica
La túnica era la vestidura de los penitentes, los empleados por Dios para llorar y orar por los pecados de sí mismos y del mundo.

Arquitectura de un Carmelita
El hábito
Procuren con toda diligencia revestirse con la armadura de Dios, para que puedan resistir a las asechanzas del enemigo.