Comienza con la simple conciencia de que tú eres, que existes, aquí y ahora.
Siente tu propio ser y descansa en Él.
A medida que te concientizas de tu ser, date cuenta de que Dios es tu ser.
Respira adentro y afuera, lentamente y profundamente tres veces y descansa en la conciencia de Su ser.
En estas arididades, el alma practica corporal y espiritualmente todas las virtudes, tanto teológicas como cardinales y morales.
San Juan de la Cruz
Consciente de las dificultades que se presentan cuando no experimentamos nada más que aridez en la oración, Juan aconseja que permanecer fiel a Dios durante este período requiere "todas las virtudes". Pide hoy perseverancia en tu oración, sin importar cuán desafiante sea.
Calmar a sí mismo . Abre tu corazón.
Tome tres respiraciones profundas.
Desconectar y escuchar.
¿Quisieras orar por