Comienza con la simple conciencia de que tú eres, que existes, aquí y ahora.
Siente tu propio ser y descansa en Él.
A medida que te concientizas de tu ser, date cuenta de que Dios es tu ser.
Respira adentro y afuera, lentamente y profundamente tres veces y descansa en la conciencia de Su ser.
Deja el alma en las manos de Dios; que haga lo que quiera con ella, con el mayor desinterés por su propio beneficio como sea posible y la mayor resignación a la voluntad de Dios.
Santa Teresa de Ávila
Ora hoy como lo hizo Jesús cuando sufrió la agonía en el huerto: "Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino que se haga tu voluntad. "(Mateo 26:39)
Calmar a sí mismo . Abre tu corazón.
Tome tres respiraciones profundas.
Desconectar y escuchar.
¿Quisieras orar por