Muchas cosas puedo escribir acerca de mis experiencias, de lo que me ha enriquecido a lo largo de mi vida, pero creo que cada cosa vivida, es como las reliquias de los santos, se pone en una pequeña urna, y se les venera como a tesoros invaluables para recordar lo que en otro tiempo, fue útil para bien vivir.
Pero en fin, debo comenzar. Mi nombre es Gregorio Vázquez, actualmente tengo 32 años, soy originario del Municipio de Calera, en el Estado de Zacatecas, México. Provengo de una familia muy sencilla, dedicada principalmente a las actividades del campo o de las labores industriales; mi papá, campesino, hombre de carácter fuerte pero noble; mi mamá, mujer que desde que tengo memoria, ha trabajado para ayudar al sostén de nuestra casa. Soy el segundo de 5 hermanos En la familia, somos 3 varones y dos mujeres, cada uno con un carácter totalmente diferente. Aunque a mis dos hermanos les encanta el futbol, ambos discrepan en cuanto a los equipos y las correspondientes militancias. Mis hermanas también tienen sus diferencias bien marcadas. Una, la cuarta en la lista, es muy fuerte de carácter, pero amante de la moda y de las tendencias vanguardistas, mientras que la más pequeña, es más bien deportista, amante del futbol americano, algo en su totalidad extraordinario.
En cuanto a mí, puedo decir que mi personalidad es más notoria por su total diferencia con los caracteres de todos los integrantes de la familia. Cuando niño, mi carácter fue (según mi mamá) algo relajado, travieso como todo niño, pero con gustos algo distintos. Por ejemplo, cuando la navidad estaba a la puerta, y llegaba el momento de pedir los regalos al “Niño Dios”1 mis peticiones iban desde libros ilustrados, hasta juegos de química o juguetes para armar. Mientras que mis hermanos y hermanas seguían la total y muy normal costumbre de pedir juguetes que estaban de moda o los más usuales para la edad.
En este tiempo, no vislumbraba por ningún lado, el más mínimo indicio de posibilidad vocacional o algo por el estilo, pero en la familia, la presencia del ambiente religioso, aunque innegablemente católico, no era usualmente practicado.